Un elemento importante en la tensión diplomática de ambos países fue la situación
social en El Salvador y Honduras, cuando se buscaba por parte de los militares
gobernantes en los dos Estados una salida conveniente para los grupos en el
poder político de cada país. Los dos países contendientes se caracterizaban por
tener una economía nacional basada en la producción de materia prima de
origen agrícola, al ser muy escasos el poderío de la industria y el sector
servicios de ambas economías. Una gran parte de la población de los dos países
estaba formada por campesinos sin tierras, quienes trabajaban como jornaleros en
fincas de grandes terratenientes.
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